El sector de la construcción está sujeto a un complejo marco normativo que regula todas sus fases, desde la planificación hasta la finalización. Cumplir con estas normativas no solo garantiza la legalidad de los proyectos, sino que también incrementa su eficiencia y seguridad. Una adecuada gestión del cumplimiento regulatorio minimiza riesgos y fortalece la reputación de las empresas constructoras.